Año 18, número 272.

Quién te salve,
Diosa y madre,
armadura y esperanza nuestra;
quién te salve.
A ti clamamos
las desaparecidas hijas de Tonantzin;
a ti suplicamos,
sangrando y gritando
en este valle de lágrimas.
Ruega por nosotras
cuando nuestros tíos nos violen
cuando nuestros padres nos castren
cuando nuestros esposos nos maten
ruega por nosotras.
Madre, abogada nuestra,
vuelve a las asesinadas esos tus ojos,
tú, la madre de la luna
tú, la asesinada por las estrellas.
Tú que un día
le dijiste a los hombres:
“vivas se las llevaron,
vivas las queremos”.
Tú que un día
quisiste derramar tu ira
sobre su gran tenochtitlán
con tu falda de serpientes
y
tus
grandes
pechos
caídos.
¡Oh ,clemente, oh, piadosa,
oh, dulce madre sempiterna!
Patrona del día que encontraron sus cuerpos,
patrona de la noche en que los velaron.
Quién te salve,
oh, madre,
si hasta a tí
tus hijos
te mataron.
Poema ganador del XII Concurso Literario del CUSur en su modalidad Poesía.
Andrea Ramos
andrea.rhermosillo@alumnos.udg.mx