Año 17, número 247.
Con un olor agradable a incienso, rodeado de velas y con una baraja entre las manos adornadas con uñas largas y pintura morada, me encuentro con Barbie, quien nos explica cómo es que percibe discriminación y violencia ejerciendo el sexoservicio, actividad que desempeña en otras horas del día, generalmente por la noche, luego de terminar su lectura de cartas
Ismael Pelayo
Con una lata fría de Gran Douglas en mano, Barbie narra con voz clara y palabras rápidas los distintos tipos de violencia que ha experimentado en la vía pública. Desmiente la noción de que el simple acto de vestir una minifalda sea motivo de discriminación o violencia. “No es un delito que yo, como transexual, traiga una minifalda, y no es un delito que una mujer ande en la calle con una minifalda”.
En medio de la conversación, Barbie señala una de las formas más indignantes de violencia: la extorsión policial. “La policía, para que nos tenga seguras, tenemos que aflojarles. Y es que me da coraje porque eso es una violación, o sea, a tus derechos y a tu cuerpo”, expresa con frustración. Esta práctica, según Barbie, no sólo constituye un ataque a los derechos, sino que también genera miedo para quienes se dedican al sexoservicio.
Barbie comenzó su búsqueda de identidad sexual en su adolescencia al vestirse como mujer en otros lugares que no fueran su casa. Se escondía de su familia pero se mostraba en público como mujer, aunque todavía no se cosolidaba como Barbie. “Cuando yo me ponía una peluca me sentía tan, tan bonita, tan diferente, que cuando iba al Jardín del Rico [Plaza Hidalgo en Ciudad Guzmán] empezaron los muchachos a acercarse a mí. Era lo que yo quería”.
Ella sufrió abuso sexual en varias ocaciones: “Yo tuve mi primer acoso sexual a los 15 años por un propio familiar, y desgraciadamente nadie estuvo ahí para defenderme.” Depués de eso, ella sufrió de depresión y otras complejidades, y buscó ayuda. “Yo estaba a punto de quitarme la vida, o sea, te vuelves nada, la sociedad te hace sentir que no vales nada, te hace tan chiquito, tan vulnerable, que todo lo que ves alrededor te lastima, todo te hace daño”.
Barbie reconoce la normalización progresiva de la diversidad, pero subraya la importancia de apoyar la salud mental de quienes ejercen el sexoservicio. “Mientras estemos yendo con psicólogos a seguir respaldando nuestra salud mental, todo va a ser mucho más fácil”, afirma con seguridad. Propone que la terapia no debería ser vista como una necesidad exclusiva, sino como un recurso para todos: “Todos deberíamos de ir a terapia”.
A pesar de las adversidades, Barbie destaca avances en la visibilidad transgénero gracias a programas de televisión y series que abordan estas realidades. “Yo creo que a hoy en día esto se normalizó. Gracias a que ya muchos programas de televisión, muchas televisoras están abiertas, hay muchas series dirigidas a los transexuales, al transgénero. Pero también nos ha ayudado que ya somos más visibles, o sea, ya hay muchas chicas trans que dicen ‘ya no quiero estar en el clóset y quiero salir’, o sea, que se fue el miedo.”
Barbie reflexiona sobre la falta de respeto que existe dentro del gremio, “En pleno centro (…) gritándome: espalda de albañil, lonjas de no sé qué, pinche gorda asquerosa, chichis falsas. Lárgate de aquí puerca. ¿Qué derecho tiene ella a discriminar?”, relata Barbie sobre las agresiones verbales que ha recibido por parte de sus mismas compañeras.
Y vincula esta actitud a la modalidad virtual o en línea, que ha surgido como una alternativa más segura. Sin embargo, también destaca que la discriminación persiste y aboga por la unidad y el apoyo mutuo entre quienes ejercen el sexoservicio. “En vez de que ande discriminando, mejor que apoye a una y no destruya, porque a veces la unión hace la fuerza y entre más seamos, nos puede tocar un mejor lugar de trabajo”.
En esta entrevista, comparte su historia con valentía, ilustrando las luchas y desafíos que enfrenta como sexoservidora. Aboga por la comprensión, solidaridad y respeto hacia quienes comparten su realidad, al tiempo que destaca la importancia de la visibilidad, la unidad y el apoyo psicológico para superar los estigmas y la discriminación que enfrentan diariamente.
La entrevista concluye con el llamado de Barbie a la sociedad a enfrentar la realidad: “Ya no lo podemos tapar con un dedo y va a seguir estando por mucho tiempo; lo que nosotros deberíamos de hacer en nuestras casas es educar a nuestros hijos, a nuestros padres, a nuestros compañeros y a nuestros amigos en el respeto”.
Este mensaje resuena como una invitación a la empatía y la comprensión, recordándonos que el respeto es un valor que enriquece a toda sociedad.
ismael.pelayo3072@alumnos.udg.mx