Año 17, Número 237.
Cierra tus ojos, todavía estás a tiempo para la experiencia.
Mireya Serrano
Bienvenida/o a la brisa meditativa que te arrulla hasta escapar a ese trance somnoliento, casi hipnótico. Relájate, deja la tranquilidad entrar por tus pies y esparcirse por el resto de tu cuerpo, hasta que el tálamo dance lento ante las ondas de las vibraciones irregulares. Encuentra la paz y déjala que te consienta, percibe los susurros melodiosos y los toques pausados y repetitivos en la madera que imitan el sonido de la lluvia serena. Siente el satisfactorio hormigueo bajar por tu columna y mientras llega a su fin, en la espalda baja, otro comienza en el centro de la cabeza.
Mi maestra de kínder utilizaba un instrumento, en forma de cilindro, que imitaba el sonido de la lluvia; éste captaba la atención de los pequeños estudiantes e indicaba que debíamos guardar silencio. Sin embargo, el sonido armonioso lograba enviar una sensación de escalofrío por toda mi espalda, misma sensación que se obtenía cuando mis amigas jugaban suavemente con mi cabello o cuando veía un episodio de pintando con Bob Ross a ciertas horas de la madrugada. Esta singular experiencia estática también se puede obtener en otras circunstancias como el sonido casi audible de objetos de vidrio tronar entre sí, el movimiento manso de los dedos ajenos recorriendo el antebrazo o el ruido crujiente de la madera quemándose en la chimenea, entre otras.
La Respuesta Sensorial Meridiana Autónoma (Autonomous Sensory Meridian Response) o mejor conocida como ASMR, es la experiencia física y psicológica que estimula una profunda relajación activada por el oído, el tacto y la vista (triggers). Esta respuesta sensorial se describe como el cosquilleo que se origina en la parte trasera de la cabeza y puede extenderse hacia otras áreas del cuerpo al tener mayor intensidad, como los hombros o la parte baja de la espalda. No obstante, no todos tienen la posibilidad de sentir este característico hormigueo, es por eso que en los últimos años el concepto se ha extendido al campo psicológico. En pocas palabras, ASMR no se limita a lo que sientes, sino también cómo te sientes; un hondo sentimiento de relajación, paz y comodidad que poco a poco te envía a un trance de somnolencia.
El concepto de ASMR apareció por primera vez en 2007, como un fenómeno en línea, específicamente en YouTube, donde individuos se ponen frente a la cámara y generan estimulantes; el sonido de las yemas de los dedos tocando diferentes objetos y superficies, cuidado personal (masajes, cuidado de la piel, cepillado de cabello), movimientos lentos, etc. Aunque en los últimos años ha tenido un crecimiento casi explosivo, existen muy pocas investigaciones dedicadas a esta respuesta sensorial. Por ejemplo, el origen de este fenómeno comienza con la comparación entre ASMR y el comportamiento de los vínculos entre individuos que confían entre sí, ya que comparten estimulantes similares que liberan endorfinas, dopamina, oxitocina y serotonina. Es así como nace la hipótesis sobre cómo los estimulantes (triggers) del ASMR podrían activar las vías biológicas de los vínculos interpersonales.
El cosquilleo, en su mayoría, genera una sensación táctil no-sexual, es por eso que durante la pandemia, este fenómeno fue particularmente útil, ya que dio acceso a cierta paz a todos aquellos individuos que lucharon con los efectos del confinamiento. Por otro lado, y basándome en mi experiencia, ASMR es una efectiva herramienta para combatir el insomnio, gracias al hormigueo que logra dirigirte a un profundo trance de sueño. Esta respuesta sensorial sí tiene influencia sobre el estado de somnolencia, pues ayuda a activar varias partes del cerebro, como el tálamo y la corteza prefrontal medial, que es el encargado de liberar oxitocina, la hormona del sueño.
Este fenómeno no es para todos, podría llegar a ser extraño, pero es importante comprender que el ASMR es una opción viable para escapar de las distintas crisis de salud mental.
mireya.serrano6430@alumnos.udg.mx