Año 13, número 154.

El Centro Universitario del Sur participa con 10 profesionales en la estrategia del Consejo Nacional para la Enseñanza e Investigación en Psicología AC (CNEIP)

Foto: Pixabay.com

Lenin Aceves

La propagación del virus de coronavirus por el mundo ha dejado más de 2 millones de enfermos y una cifra de muertos que va en ascenso. Sin embargo, también ha generado una serie de estragos en diversas actividades de la vida cotidiana como el trabajo, la educación, la economía y la salud mental, por los efectos que ocasiona el confinamiento o aislamiento de las personas para evitar el contagio de la COVID-19.

Los esfuerzos para paliar trastornos y psicopatologías han sido diversos tanto en México como en el resto del mundo. En el caso de Jalisco, la Universidad de Guadalajara ha impulsado diversas iniciativas para contribuir con el bienestar emocional de la comunidad universitaria y la sociedad en general. Una de esas estrategias es el Apoyo Psicológico para la Red Universitaria, servicio del Centro Universitario de Ciencias de la Salud (CUCS) que vía telefónica brinda primeros auxilios psicológicos para la comunidad universitaria. Mientras que los hospitales civiles de Guadalajara implementaron dos servicios de atención psicológica para la comunidad en general, uno de apoyo psicosocial ante la contingencia por la COVID-19, denominado “Psicovid19”; y otro que brinda apoyo psicológico para los padres e hijos ante esta contingencia sanitaria, bajo la denominación “Covid-kids”.

Por su parte, el Centro Universitario del Sur (CUSur), a través de la licenciatura en Psicología, se sumó al Directorio Nacional de Profesionales del Bienestar Psicológico del Consejo Nacional de Enseñanza e Investigación en Psicología (CNEIP), organismo acreditador de los programas educativos del área y que agrupa a 106 instituciones educativas públicas y privadas a nivel nacional y 3 en el extranjero, que han sido acreditadas por su calidad educativa, además de 7 Asociaciones y sociedades de psicología en el país.

De acuerdo con la Coordinadora de la Licenciatura en Psicología, maestra Laura Elena De Luna Velasco, el directorio cuenta con la participación de 127 profesionales de la salud mental y de 4 centros de atención psicológica a distancia de diversas instituciones educativas y asociaciones de México, “a fin de incidir en la reducción de la propagación del #COVID-19 y del impacto psicológico por el confinamiento, brindando atención psicológica vía telefónica o en modalidad on-line a toda la población que lo solicite”.

“El perfil de las personas que se integraron es muy interesante, son personas que han incorporado en su práctica privada estudios de formación profesional la licenciatura en psicología, pero con formación en psicología clínica, psicoterapia. Hay compañeros y compañeras colegas de suicidiología, psicotraumatología, neurociencias conductuales, desarrollo humano, psicoterapia de tercera generación, dialéctico-conductual, entre otros… También hay profesionales que trabajan modelos de crianza y acompañamiento en procesos de psicoeducación familiar, la oferta es amplia y el directorio constantemente se está actualizando”.

Para acceder a la atención psicológica hay que visitar el sitio de CNEIP http://www.cneip.org/contingencia para identificar la región o la institución más cercana al usuario, ahí encontrará el nombre del profesional, medio de contacto (teléfono y correo electrónico), así como los horarios de atención. Cabe señalar que del CUSur participan 10 profesionales que forman parte de la planta docente de la institución.

“Este momento de crisis nos implica un cambio radical en rutinas, estilos de vida, roles, pérdidas de empleo, entre muchos otros efectos psicosociales de nuestra vida cotidiana, y sabiendo que los cambios y crisis pueden desencadenar estados de tristeza, depresión, enojo, ansiedad, trastornos del sueño, trastornos de la alimentación, dificultades en las relaciones interpersonales, entre otros, ello puede detonar crisis y violencia en la familia, acentuar algunos problemas ya relacionados con la salud mental e incidir en psicopatologías ya existentes”, agregó De Luna Velasco.

Además del Directorio Nacional de Profesionales del Bienestar Psicológico del CNEIP es posible acceder a recursos informativos y de reflexión desde la psicología ante la enfermedad por COVID-19. “Uno de los factores que permitiría disminuir las crisis de ansiedad y otras afectaciones es que se brinde y tengamos la información adecuada”.

Hasta el 15 de abril, esta iniciativa había recibido 123 llamadas telefónicas, que en muchos de los casos tienen también la intervención de más de una persona. En dichas atenciones predominan los cuadros de ansiedad y depresión, primeros auxilios psicológicos y el seguimiento de atención en casos que así lo requieren por los profesionales. De acuerdo con el CNEIP, del total de llamadas, 74 por ciento (93 de ellas) fueron hechas por mujeres.

La Coordinadora de la Licenciatura en Psicología del CUSur precisó que experiencias de atención psicológica a distancia de otras latitudes, como España, “han observado un incremento exponencial a partir de la semana 12 de confinamiento, que coincide con el aceleramiento en los contagios de la pandemia, por lo que, en este contexto y antecedente, se esperaría un incremento en la solicitud de atención”.

La proliferación de información sobre la pandemia, generalmente enfocada en la cantidad de enfermos, muertos y los impactos en sentido negativo, facilitan en la población “estados de ansiedad y desesperanza, que posterior al confinamiento puede desencadenar estrés postraumático, depresión, trastornos ansiosos como la fobia social, comportamientos compulsivos y en casos más graves el suicidio, este último durante el aislamiento o posterior al mismo”.

Otras expresiones generadas por el asilamiento son: bajo estado de ánimo, irritabilidad, enojo, miedo, frustración, culpa, impotencia, aislamiento, soledad, nerviosismo, tristeza y preocupación. Los estresores en la cuarentena también tienen relación con el tiempo de duración y el efecto en el estado de las personas, dijo De Luna Velasco, pues hay estudios y literatura científica que señala que se incrementan los síntomas de estrés, conductas evitativas e ira, en periodos de confinamiento largo.

Las organizaciones e instituciones sanitarias deben poner atención en los trabajadores de la salud, ya que “ellos tienen un alto riesgo en sentimientos de enojo, culpa, frustración, nerviosismo, impotencia, miedo y soledad, por el riesgo y alta probabilidad de poder ser infectados y a su vez infectar a otros”, señala la profesora universitaria, además de los riesgos de estigmatización del personal de salud, como ha estado ocurriendo en algunas entidades en las que enfermeras y médicos han recibido agresiones o insultos de la población al considerarlos medios de transmisión de la enfermedad por sus actividades profesionales y de atención a los enfermos.

¿De qué forma podemos disminuir las crisis de ansiedad y otras afecciones?

  • Es importante generar un alivio en un contexto de malestar o crisis.
  • Aumentar los recursos de afrontamiento ante situaciones de estrés, cuando se siente desbordar por alguna expectativa, cambio, cambio de conductas, el confinamiento, la convivencia en casa ante situaciones de violencia.
  • Generar estados de relajación, repeticiones de respiración lenta, visualizaciones agradables y relajantes, emociones positivas, sentimientos de logro y de utilidad, de pertenencia.
  • Fomentar la recuperación de actividades, estableciendo rutinas donde quede establecida la programación de actividades de la vida cotidiana.
  • Plantear objetivos alcanzables a corto plazo para que se puedan identificar y reconocer los logros y formación de hábitos, nuevos intereses, compartirlos y enriquecernos de nuevos aprendizajes, habilidades, talentos.
  • Propiciar el sentimiento de pertenencia en el hogar o lugar donde estamos conviviendo durante el confinamiento, con la participación en actividades que propicien la convivencia (preparar alimentos, compartir la mesa, actividades de recreación en familia, diálogo sin medios electrónicos, video llamadas en familia con otras familias o familiares).
  • Rescatar rasgos positivos y valorar todos aquellos esfuerzos que se hacen para la comunicación, la tolerancia, el respeto, la esperanza.
  • Acompañar a nivel emocional a familia, amigos, vecinos, estableciendo vías posibles para brindarles estabilidad, y en caso necesario, acompañando y derivando a otros servicios especializados.
  • Establecer planes de afrontamiento para ir dando solución a preocupaciones que puedan tener o no solución.
  • Organizar y priorizar metas y actividades que han dejado de ser atendidas por las propias condiciones emocionales, de baja motivación u otros factores e ir monitoreando los logros, ajustes.
  • Trabajar en hábitos de vida saludables, cuidando las necesidades básicas como la higiene de sueño, alimentación, aseo personal, entre otros aspectos.
  • Promover el autocuidado, validar la necesidad de requerir la escucha y ayuda, previniendo extremos de comportamiento en consulta de noticias, limpieza, asumir el cuidado emocional o responsabilidad de situaciones fuera de nuestro alcance.
  • Propiciar el cumplimiento de pautas y recomendaciones sanitarias, de confinamiento en la pandemia y las recomendaciones que ello implique para todos los miembros de la familia, recuperando la información con sensibilidad para niños, adolescentes, adultos y adultos mayores.
  • Promover el reconocimiento de información confiable sobre el coronavirus y las propias emociones ante el desconcierto.
  • Brindar información adecuada y oportuna por autoridades educativas y de gobierno en materia de salud pública, para que este no sea un factor estresante.
  • Dar pautas para retomar acciones en el regreso de clases, considerando información oportuna para el manejo de las actividades, desarrollo de habilidades cognitivas, ajustes y flexibilización de criterios de enseñanza y evaluación ante el cierre de semestre.
  • Atender el tema de la angustia socioeconómica como factor de riesgo para síntomas de trastorno psicológico, y también la interrupción o pocos vínculos sociales, afectivos y la falta de actividades de ocio, rutinas y convivencia en el hogar o lugar donde conviven las personas en confinamiento.
  • Hacer planes de previsión económica y proveer los insumos necesarios para evitar salir de casa, y de esta forma brinde la seguridad y contribuya a mitigar este factor de estrés.
  • Fomentar relaciones sociales y la comunicación asertiva para facilitar el desahogo.
  • Mejorar la comunicación en familia, el acercamiento afectivo ante el llamado al distanciamiento social, que si bien es un distanciamiento físico no limite la expresión de emociones, cercanía, escucha y confianza que brinde esperanza y apoyo.
  • Activar redes de apoyo con amigos, familia y compañeros de trabajo para reducir la sensación de aislamiento y soledad.
  • Leer, escuchar y compartir materiales e información que facilite el bienestar individual y colectivo.
  • Establecer las rutinas para diferenciar los espacios de ocio, trabajo, convivencia, activación física, rutinas del hogar, considerando poner en equilibrio los tiempos para fomentar hábitos saludables.
  • En el trabajo en casa, recuperar el sentimiento de productividad, las redes de apoyo y reconocimiento social. Establecer límites con el tiempo para las distintas rutinas, con la sobre información y la sobre exigencia laboral.
  • Promover la ayuda solidaria mediante grupos de apoyo dirigido a cuidadores, personal de salud y personas que son puestas en cuarentena en el hogar. Es de gran utilidad para que puedan expresar sus emociones y desarrollar recursos de afrontamiento para el tiempo de confinamiento, aislamiento de contactos, dilemas éticos, duelos, solución a problemas.
  • En caso de que se requiera, tomar conciencia de la importancia de contactar a un psicólogo especialista y buscar las opciones al alcance en directorios y servicios para la salud mental de profesionales, organismos que ofrecen el apoyo a través de líneas telefónicas para trabajar en el desarrollo de recursos de afrontamiento y herramientas para el bienestar psicológico.

El efecto psicológico de los periodos de confinamiento o cuarentena puede presentarse durante y después de la contingencia, de ahí la importancia de implementar medidas efectivas a corto, mediano y largo plazo, para planificar todos los procesos de la cuarentena y sus posibles efectos.

De acuerdo con la académica del CUSur, entre los factores de riesgo que deben considerarse son los antecedentes psiquiátricos asociados a trastornos psicológicos, que pueden experimentarse en situaciones de traumas, desastres y crisis, “esta población es vulnerable y requiere especial atención para brindarle seguridad, apoyo que requieran en todo el tiempo que dure el periodo de cuarentena, al igual que las personas en condición de discapacidad, vulnerabilidad por algún tipo de enfermedad, adultos mayores, cuidadores y personal sanitario”.

Por último, Laura Elena De Luna Velasco señaló que, así como la pandemia por coronavirus ha evidenciado la carencia de personal de salud, espera que en un corto plazo se reconozca el déficit de profesionales de la psicología “que siempre responden en momentos de desastre y crisis, con solidaridad y compromiso ético con la profesión”. Sin embargo, “el bienestar psicológico y la salud integral es un derecho de todos y todas. Está pendiente la Ley de Salud Mental que disponga de presupuesto y criterios para operar un plan de desarrollo que nos incluya a todos en la prevención, promoción y atención de la salud mental, el bienestar psicológico en todos los sectores y grupos de edad”.

lenin.aceves@cusur.udg.mx