Año 18, número 270.

El séptimo arte nos ha entregado obras magníficas. Solo el año pasado se estrenaron en las salas de cine películas que hoy están siendo aclamadas y premiadas, como La Sustancia, Anora, la película animada Flow y la segunda entrega de Dune. También se estrenó Emilia Pérez, película francesa que se anuncia como una obra ambiciosa que intenta explorar la aceptación y el amor propio a través de una narrativa íntima, sin embargo, en lugar de mostrar este propósito, genera una profunda desconexión con el espectador y construye una narrativa sin sentido a través de estereotipos, prejuicios y una visión eurocentrista de México.
El ensayo analiza Emilia Pérez, una película que intenta abordar la identidad trans y la crisis de desapariciones en México. Critica su discurso contradictorio, que minimiza la violencia y romantiza la redención del protagonista.También señala cómo la música refuerza esta narrativa superficial. Aunque ha sido premiada, la película ha generado controversia por su representación distante de la realidad mexicana.
Su sinopsis menciona a Rita, una abogada de un gran bufete, que un día recibe una oferta inesperada: ayudar a un temido jefe de un cártel a retirarse y desaparecer, esto convirtiéndose en la mujer que siempre ha soñado ser.
Con esta breve descripción nos damos una idea de la historia, que a palabras de su director y guionista Jacques Audiard para el medio BBC, originalmente sería una ópera, pero sintió la necesidad de inyectarle algo de realismo.
El discurso a través del guion
El guion es la base de la historia que vamos a contar. Emilia Pérez pretende abordar temáticas profundas sobre la identidad y la memoria, pero acaba sumergiéndose en un laberinto de diálogos forzados y escenas innecesarias llenas de incongruencias. Empezando por la mala conjugación de las palabras; un ejemplo es “No vine a mirar en tu mirada” o “siento un sentimiento”. Oraciones que, lejos de aportar autenticidad, reflejan redundancia y una gran ambigüedad que terminan alejando al público de cualquier conexión con la historia o los personajes.
Un aspecto importante a tener en consideración dentro de esta historia es el intento de fusionar la identidad transexual con temas como la violencia y la desaparición forzada en México. Su director cuenta que leyó la novela Écoute, del escritor Boris Razon, en donde en un capítulo el personaje secundario de un narcotraficante quería hacer la transición a mujer, sin desarrollar la historia.
A partir de esto, Audiard escribe la historia de “Manitas” del Monte, un temido jefe de un grupo delictivo muy poderoso en México que, por decisión propia, quiere transicionar a una mujer. Este personaje se vuelve Emilia Pérez, quien alguna vez fue un descarado narcotraficante y asesino, se redime a sí misma al convertirse en una mujer salvadora e inmaculada, que ahora se dedica a buscar personas desaparecidas en México. Eso malo que ella en algún momento ocasionó, quedó borrado, un ex verdugo que ahora salva.
En pocas palabras, Emilia Pérez busca justificar y querer hacernos empatizar con aquellos que en el México real han causado tanto daño. De igual manera, reduce la identidad transexual, una experiencia compleja, a meros clichés narrativos. Construyendo una identidad de forma mal concebida, que no solo trivializa las luchas y realidades de las personas transexuales, sino que además refuerza prejuicios existentes al utilizarla como un recurso decorativo que genera controversia sin aportar sustancia a la trama o a todo lo que trata de abordar la historia.
Premiaciones y promoción
Emilia Pérez ganó cuatro Globos de Oro, está nominada a 11 premios BAFTA y 13 premios Oscar. Las redes sociales se han dividido entre quienes apoyan al largometraje y quienes están en desacuerdo con su estreno en salas de cine en México. Cabe destacar que principalmente son mexicanos los que muestran el descontento, esto en consecuencia de mostrar un México caricaturizado reflejando una historia vacía con actuaciones de personas que no tienen siquiera conocimiento del idioma español.
Aunado a esto, existen otras acciones que están generando controversia. Tanto el director cancelando su asistencia a la Cineteca Nacional por cuestiones de tiempo, la promoción de la película solo estando en inglés, y las declaraciones de Karla Sofía Gascón, han hecho que el público mexicano conecte menos con la película.
En respuesta a Emilia Pérez, la influencer Camila D. Aurora, realizó “Johanne Sacreblu”, un cortometraje que muestra la cultura francesa a modo de sátira, la cual, para sorpresa de nadie, ha sido aceptada y hasta promocionada por los mexicanos, ya que más que una parodia, es una respuesta a la ridiculización y estereotipación hacia México, es otra forma de denuncia a lo que está mal.
El discurso a través de la música
Para todo producto cinematográfico, la presencia de la música tiene un gran peso. Ayuda al espectador a conectar con lo que ve, percibir el estado de ánimo de los personajes o incluso marca el ritmo de una escena o toda la película. Su ausencia o presencia son parte de la narrativa.
Para este filme, casi 43 pistas musicales fueron requeridas, entre ellas “El Mal”, la cual obtuvo el Globo de Oro; “Para”, “Las damas que pasan” o “Lady”. Estas cuatro canciones en conjunto, además de tener en común a sus creadores, nos muestran una serie de fallas y omisiones que abonan a la narrativa tan distópica de lo que es México, según el guion de la película.
En canciones como “El Mal” y “Para” se nos cuentan dos historias que se relacionan estrechamente. Primero, tenemos a Rita, exponiendo la corrupción e hipocresía de
funcionarios al presentarse a una gala para recolectar fondos para la asociación “La Lucecita” creada por Emilia Pérez con el objetivo de abordar la crisis forense y de desaparición a la que se enfrenta el país.
La canción hace un recorrido sobre funcionarios en el área de la salud, educación y justicia; mencionando cómo el poder los ha ayudado a coludirse entre sí mismos y con el crimen organizado.
Miren al juez Santos
Mírenlo, no le importa nada
Solo los niños
Los narcos los matan a tiros
Los llevan afuera de todos sus pueblos natales
A cambio de eso, Santos reduce los juicios a falta de pruebas
(El mal, 2024)
Por otro lado, tenemos la canción “Para”, en la que se nos habla desde la perspectiva de las familias buscadoras. Se expresa el deseo de conocer el paradero de sus seres queridos, así como la ayuda voluntaria para contribuir a la causa. La letra en instantes refleja la realidad de las familias buscadoras, porque lo hace, pero el mensaje se debilita.
Para comer, vivir y respirar
Aquí estamos
Para pedir perdón y perdonar
Aquí estamos
(Para, 2024)
En donde se plantea que, aunque no tengan acceso a la justicia, encontrar a sus seres queridos basta. Este discurso, aunque es válido, se aleja completamente de la exigencia de colectivos, organizaciones y familias buscadoras, quienes realizan informes, manifestaciones y exigen que el gobierno dé la atención necesaria, así como que les aseguren el acceso a la justicia.
Pero la canción cumple con su objetivo principal: abonar al discurso tan poco informado y poco sensible que Emilia Pérez plantea con respecto a esta crisis humanitaria. Desde la inicial falta de importancia que el personaje de Emilia le da a la problemática a la que ella misma abonó en el pasado al ser “Manitas”, hasta el repentino interés que tiene por ayudar a buscar a los desaparecidos construyendo su organización.
El filme nos presenta a “La lucecita” como colaboradora del estado, con frases como “Aquí no hay culpables”. Se demuestra la insensibilidad hacia la crisis forense y de desaparición forzada, cuando en México cada día esta cifra aumenta. En enero de 2025, México suma más de 121 mil personas desaparecidas, según el Reporte Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO).
La película, todo el tiempo, busca justificar la redención de Emilia, construyéndose como una figura casi santa. Para esta narrativa se apoyan en la canción “Las Damas que Pasan”.
Atravesó nuestro camino
A quien hizo el milagro de cambiar el dolor en oro
Volviendo a encantar este mundo
A quien nos puso a nuestro lado, al lado de los condenados
La bandera de la verdad
A aquella valiente figura, por su gracia maravillosa
Nos llenó de felicidad
(Las Damas que Pasan, 2024)
En donde Emilia es representada como una santa, mientras las personas la recuerdan y la alaban, sin saber que aquella mujer que llevó “la bandera de la verdad” fue también un narcotraficante que abonó a lo que después diría querer erradicar. Dentro de la película impacta no solamente en la historia y cómo se construye la idea de Emilia Pérez, sino también en el espectador, que puede notar la incongruencia, generando una narrativa más bien cínica.
Otra narrativa llena de clichés, discursos incongruentes y ridiculizados dentro de la película que logra insensibilizar al espectador, es la transición de “Manitas” a Emilia. Esto, a través de canciones como “Vaginoplastia” o “Lady”, que aunque pretende explicar y apoyar al argumento de la película, termina causando un efecto cómico alrededor de un proceso tan importante y catártico para las personas trans como lo es su transición.
¿Hombre a mujer? o ¿Mujer a hombre?
Hombre a mujer
De un pene a vagina.
( …)
¿Qué le gustaría saber, señora?
Quiero saber todo. ¿Cuál es el protocolo?
¿Las técnicas y los riesgos?
¿Cuántas operaciones? ¿Cuánto tiempo necesitas?
¿Mamoplastia?
¿Vaginoplastia?
¿Rinoplastia?
¿Laringoplastia?
(…)
(Vaginoplastia, 2024)
Las canciones no logran profundizar a través de la letra y tampoco generar una conexión genuina hacia una realidad que viven muchas personas, incluyendo Karla Sofía Gascón, la propia actriz que interpreta a Emilia Pérez. Las canciones y sus letras diluyen los mensajes, debido a que no se dejan de reforzar estereotipos sobre México, las personas trans, el racismo, el machismo y la misoginia.
Esto se ve acompañado además de una representación estereotipada, poco informada y realista del país a través de escenarios en dónde tenemos presentaciones de elementos populares dentro de la cultura mexicana, pero sin comprender del todo cómo se integran a la narrativa, como los tianguis que aparecen. Asimismo, existen imprecisiones en nombres, ubicaciones y el espacio-tiempo en el que se desarrollan los 130 minutos del filme.
Emilia Pérez pretende abordar temas profundos como la identidad y la crisis de desapariciones en México, pero su ejecución deja mucho que desear. A través de un guion repleto de diálogos forzados y una visión estereotipada del país, termina generando más desconexión que reflexión. Al final de cuentas, ¿qué va a saber un hombre blanco europeo sobre lo que aquí pasa?
La música, lejos de potenciar el mensaje, contribuye a la incongruencia de su discurso. Además, la manera en que se aborda la identidad trans refuerza clichés en lugar de ofrecer una representación respetuosa.
A pesar de su reconocimiento en festivales y premiaciones, la reacción del público ha sido dividida, con una fuerte crítica hacia la mirada extranjera que distorsiona a todo un país dispuesto a señalar la verdadera experiencia. Emilia Pérez se queda en una representación corta y poco sensible de los temas que intenta tratar, lo que la convierte en una obra más señalada que admirada.
Kenia Martínez
Farah Medina
María Mendoza
Barbara Ramírez
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