Año 18, número 263.
Fotografía: Moi PJ.
¿Dónde aprendiste el enfermizo canto que lanzas como cisne moribundo?
Enrique González Martínez
Teresa de Jesús Vilchez Gómez
Enrique González Martínez encarnó el idilio de un poeta, nació el 13 de abril de 1871 en Guadalajara, Jalisco. Realizó numerosas actividades: estudió en un seminario, culminó su formación como médico, se integró al nicho político e intelectual y fue embajador de su país en España, Argentina y Chile. Casi de manera simultánea afloró su pasión por las letras. Preludio, su primera publicación, le otorgó visibilidad en el mundo literario, gracias a ello publicó tres obras más y, valientemente, decidió dedicar su vida a la escritura.
“Busca en todas las cosas”, un poema de siete cuartetos con rima consonante, compilado en Los senderos ocultos (1911) sigue la idea de González Martínez, la búsqueda de la experiencia profunda alejada de lo superficial. A través de la lírica, el poeta buscó un sentido propio alejado de las formas conocidas del modernismo. Esta corriente literaria se caracterizó por la utilización de elementos simbólicos desde una postura que engloba lo tangible: cisnes, piedras preciosas, efectos ópticos, flores, colores, texturas y formas. Sin embargo, el poeta se centra en aspiraciones que van más allá del paradigma superficial, por supuesto, desde una postura de reinvención, para ello fue necesario conocer profundamente el punto de partida, de lo contrario no sería posible hacer aportaciones valiosas.
Según Cortés (1928), para un poeta es natural seguir la imitación de las estructuras conocidas y valoradas positivamente. Sólo el incremento del bagaje es capaz de ejercitar el criterio propio, a partir de ese momento es cuando la propia alma siente la necesidad de romper los esquemas, con el anhelo de encontrar su propia voz e identidad. Ese fue el caso de González Martínez, algunos estudiosos lo señalan como el último modernista, debido a que dio un nuevo rumbo a dicha corriente, además de que innovó con ideas profundas que incitaban al lector y creador a profundizar en lo aparentemente banal.
No te ciñas a la apariencia vana
En el ámbito literario existe el debate sobre la jerarquización de fondo y forma. Se trata de un tópico atemporal que cuestiona cuál es el elemento más importante en una composición. Idea que González Martínez trató en “Tuércele el cuello al cisne”, “A un poeta”, “Busca en todas las cosas” y “A un mal poeta”. La sensibilidad emocional es cualidad inherente de los escritores, algunos meditabundos, aferrados melancólicos que buscan la altura espiritual, incansablemente, la profundidad del sentir más allá de algo físico.
La apreciación de lo natural y lo entrañable de las sutilezas del mundo, son ideas que aborda en su creación lírica. “Busca en todas las cosas un alma y un sentido, / oculto, no te ciñas a la apariencia vana” (González, 1971, p. 34). En ese sentido, es evidente el interés del poeta por encontrar su propia identidad, al desapegarse de corrientes europeas que se encontraban viciadas de ostentación y ambiciones estéticas.
Además de la cualidad etérea natural, el poema es un decreto de amabilidad. La vigente idea de amar sin poseer, amar desde la observación y el reconocimiento de la existencia. Apreciar sin excentricidades, pretensión, superioridad, prepotencia o subestimación. “Ama todo lo grácil de la vida, la calma / de la flor que se mece, el color, el paisaje. / Ya sabrás poco a poco descifrar su lenguaje” (González, 1971, p. 34.)
A través de los versos de Enrique González se evidencia la búsqueda de la trascendencia: “¿Sabes tú si son lágrimas las gotas de rocío? /¿Sabes tú qué secreto va contando la brisa?” (González, 1971, p. 34). Su poesía se caracteriza por la meditación e introspección de lo que presuntamente nadie se cuestiona, como un alimento para el alma y la espiritualidad.
Finalmente, Enrique González Martínez fue pieza medular para la poesía mexicana. Indudablemente, su aportación lírica y renovación poética sentó las bases para el surgimiento de nuevas formas y estructuras de expresión, abordando tópicos universales desde una perspectiva filosófica. Construyó su propio estilo con la influencia de tradiciones literarias, otorgándole un giro a lo que hoy se conoce como identidad nacional; sin duda, ahora es parte de su legado en la literatura no sólo mexicana, ya que conecta con la profunda emocionalidad de la experiencia humana, cualidad importante para el mundo de las letras.
teresa.vilchez@alumnos.udg.mx