La violencia obstétrica se ejerce desde el personal médico, incluyendo doctores(as), ginecólogos(as) o enfermeros(as), quienes abusan de su autoridad y ejercen faltas de respeto y negligencia hacia la persona gestante
Evelyn Guzmán
Fernanda Mejía
Alejandro Estrada
A través del tiempo se nos ha enseñado que el personal médico es una figura de autoridad a la que le debemos respeto y agradecimiento por su conocimiento que, sin duda, ha ayudado a miles de personas en el ámbito de la salud. Sin embargo, en muchos casos el equipo médico sobrepasa los límites que marcan los derechos humanos que rige nuestra constitución justificando sus acciones por el simple hecho de coexistir en un ambiente que los coloca en un puesto superior, lo que se manifiesta en diversas ocasiones como violencia. Entre las violencias que se viven en el ámbito médico se encuentra la violencia obstétrica. Este tipo de maltrato es una realidad de nuestro país y en este reportaje nos vamos a enfocar en el sector de Jalisco.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Salud Pública, la violencia obstétrica se ejerce desde el personal médico, incluyendo doctores(as), ginecólogos(as) o enfermeros(as), quienes abusan de su autoridad y ejercen faltas de respeto y negligencia hacia la persona gestante, antes, durante y después de su embarazo. En México, esta violencia parte desde un “inofensivo” comentario, insultos, atención no adecuada, gritos, un mal procedimiento de parto e imposición de métodos anticonceptivos. Todas estas son formas en que la violencia obstétrica se presenta y llega a pasar desapercibida por les pacientes debido a la desinformación, lo que provoca que no se le considere un problema, sino un “accidente de trabajo”, restándole la puntualidad y la gravedad que amerita.
Se salió el pasante y el que me suturó, el que iba a atender mi parto, arrancó la sutura que ya llevaba el pasante, así nomás la jaló y dijo: “esto está mal” la jaló y pues obviamente yo sentí un dolor horrible, empezó él a suturarme pero me dio instrucciones de cómo tenía que estar yo, me dijo: “si te duele no te tienes que retorcer, no tienes que hacer nada, tú tienes que aguantarte porque pues obviamente esto te va a doler, tú tienes que aguantar este dolor no te ponemos anestesia ni nada, es así, porque estás perdiendo mucha sangre, yo te necesito hacer esto rápido y como estás desgarrada de adentro y de afuera yo ocupo de ya, entonces vas a cooperar conmigo” y yo pues en mente ya tenía que él era muy puerco, entonces empezó a suturarme pero al momento que empezó a suturarme empezó a decirme “no llores por qué lloras, tú tienes que ser fuerte, nadie te nadie te obligó a embarazarte, tú sola quisiste, esto no duele nada”, me lo dijo gritando y bien altanero”
Sherlyn A. Paciente obstétrica en el municipio de Autlán de Navarro, Jalisco
Aunque el término de violencia obstétrica no es tan conocido por el nombre, es más común de lo que se cree. De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional sobre la Dinámica de las Relaciones en los Hogares, al menos una tercera parte de la población femenina que ha dado a luz ha sufrido este tipo de violencia a lo largo de su vida, generando traumas y experiencias desagradables al momento de traer al mundo a sus pequeños.
En México, durante los años 2011 y 2016, el 33.4% de las mujeres entre los 15 y 49 años sufrieron este tipo de violencia por parte del personal médico antes y durante y después de su proceso de gestación, según la página oficial del gobierno de México. Del 2015 al 2017, según los informes anuales de la Comisión de Arbitraje Médico del estado de Jalisco, se recibieron 72 quejas de violencia obstétrica, pero a partir del 2018 a la actualidad, no se tienen registros de quejas, denuncias o informes acerca de ello, lo que esclarece que no se le da la importancia ni la visibilidad que este delito merece.
Es importante considerar que el recién nacido también sufre a causa de que no se atienden los partos a tiempo, o se hace un mal algún procedimiento, lo que incluso puede causar la muerte del recién nacido por un descuido del área de salud.
Esta problemática tiene su raíz en la formación de cada médico, en su manera de pensar o actuar, sus privilegios, así como el sentimiento de superioridad. De acuerdo con el doctor Héctor Olivares, profesor del Centro Universitario del Sur, el servicio social tiene como uno de los objetivos generar empatía con el paciente, sin embargo, esto no sucede en todos los casos, pues quienes ejercen esta violencia no generan un vínculo empático con su paciente y dan prioridad a lo técnico, dejando en segundo plano el lado humano y el estado mental y emocional de las personas gestantes.
Tiene que ver una con tu formación académica, es decir la formación del médico debe ser ante todo humanista
Dr. Héctor Olivares
Sobre este tema se habla poco, por lo tanto, está normalizado por las mismas pacientes, ya que al narrar sus experiencias no se dan cuenta que ejercen violencia sobre ellas, lo narran de manera tranquila, pero a la vez vergonzosa, sintiéndose culpables de traer una persona al mundo.
“Yo no considero que me haya afectado, tenía diecinueve años y no había tanta información al respecto. En su momento sí me causo algo, porque no me esperaba que me hablaran de esa manera entre el dolor físico que me estaba causando los dolores de parto y el ya querer que pasara ese momento vergonzoso. Era muy vergonzoso para mí que me tuvieran desnuda y todos me estuvieran viendo”
María González
Al momento de realizar las entrevistas e ir recolectando la información es notable que se repiten estas experiencias. Las acciones que se toman para inducir los partos, los descuidos e incluso la falta de tacto hacen notar que ésta es una problemática mayor, que, aunque no se menciona, es bastante preocupante para nuestra sociedad.
Por otra parte, es importante considerar que en nuestro país se ejerce un grado muy elevado de impunidad ante las denuncias, lo que causa que las personas violentadas no se atrevan a denunciar. Noé Ramos, Licenciado en Derecho, comenta lo que una persona gestante que ha sufrido este tipo de violencia puede hacer para denunciar estos actos:
“Acudir primeramente al área de trabajo social de la unidad médica, ya sea interna o de ginecología a la que pertenezcan, para presentar una queja, que sea por escrito, y que esta a su vez sea firmada de recibida para que se genere un primer antecedente y se pueda proceder legalmente”.
Por otra parte, es bien sabido que las personas afectadas no sólo no denuncian porque no saben cómo hacerlo, sino que un pequeño porcentaje de las mismas no llevan estos procesos debido a que sus condiciones físicas y mentales después del parto no se los permite.
Y no lo demandé nomás porque no tuve la fuerza de que yo quedé débil y no quería que nadie más se metiera, si yo lo iba a hacer era por mí, pero no pude ni pararme bien ni hacer nada, tan mal me dejó que no pude ir
Sherlyn A.
En el caso de Sherlyn no fue su ginecólogo el que recibió su parto, fue un pasante, ya que su médico se encontraba fuera del cuarto de parto atendiendo una cesárea. Mientras esto ocurría, otra mujer estaba dando a luz en el baño, según nos cuenta la paciente. Todo esto nos lleva a la misma problemática: no se están atendiendo a las personas gestantes en los tiempos debidos y tampoco hay un trato digno hacia ellas, y aunque esto implique más temas, como la falta de personal médico, las jornadas que los doctores deben cumplir, o la falta de insumos del hospital, no justifica las faltas que se están cometiendo, se debe enfatizar en bajar los números que arroja este tipo de violencia.
La violencia obstétrica persiste en la sociedad y no se da a conocer porque se encuentra normalizada. Es importante que, desde casa, escuelas, sectores de salud y lugares públicos o privados se brinde esta información y se denuncie este delito para que pueda ser castigado. Hacer que este tema sea conocido hasta el último rincón es necesario para que se pueda lograr un cambio, porque traer un hijo al mundo debe ser un recuerdo hermoso, no denigrante, traumático e irrespetuoso.
evelyn.guzman4123@alumnos.udg.mx