Año 15, Número 200.
Según estadísticas del INEGI, 2.3 millones de mexicanos tienen como fuente de remuneración el trabajo doméstico (el 91% son mujeres)
Nadia Cea
El Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar surgió en Bogotá, Colombia en 1988. En conjunto con diferentes países se conformó la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar (CONLATRAHO) y fue establecido el 30 de marzo de cada año para conmemorar esta fecha.
De acuerdo con la Comisión Nacional de los Derechos Humanos en México, es importante no olvidar a este sector laboral, y buscar la forma de erradicar la discriminación sistemática, para dar a conocer que como trabajadoras forman parte de la sociedad sin ningún tipo de diferencia. Esta institución explica que también es necesario comenzar a reconocer y separar las actividades domésticas que se realizan en casa y las que son remuneradas, y que, aunque son similares, las trabajadoras del hogar fungen como lo dice su nombre: trabajadoras; las cuales cuentan con derechos, horarios, descansos, salario, tratos igualitarios, respetuosos y dignos.
Según estadísticas del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), 2.3 millones de mexicanos tienen como fuente de remuneración el trabajo doméstico (91% son mujeres). Sin embargo, las condiciones de esta labor se consideran informales, ya que no se tiene como requisito un nivel de escolaridad o edad mínima, y tampoco se suele acceder a prestaciones de ley o seguro social y el salario puede variar dependiendo de las actividades o el horario que se establezca.
La Ley Federal del Trabajo en su artículo 331, capítulo XIII, establece que “los trabajadores domésticos son los que prestan servicios de aseo, asistencia, propios o inherentes al hogar de una persona o familia”, en otras palabras, este trabajo consiste en el aseo de casas particulares, aunque puede incluir más actividades como la organización del hogar, cocina, atención a los dueños del hogar y cuidado de los niños, siempre y cuando se cumplan los derechos de ley, como el descanso de mínimo 1 día, la habitación y alimentos equivalentes al 50% del salario recibido, que asegure la salud del trabajador.
Alondra Berenice Mata Rúa, estudiante de la Licenciatura en Periodismo del Centro Universitario del Sur, ha realizado esta labor desde hace aproximadamente 5 años. Ella, como estudiante universitaria, tuvo que acoplarse a las actividades del trabajo doméstico y la escuela en diferentes municipios. Asegura, que, incluso teniendo una buena relación con sus jefes, es cansado cumplir con todas sus obligaciones, pero es necesario.
Hasta el año pasado, tenía que cumplir con un horario completo en la universidad y sus tiempos personales estaban contados, por lo que nada podía salirse de su agenda, pues eso la limitaba a cumplir con todos sus pendientes, e incluso tratando de mantener la disciplina fue difícil, pero con el apoyo de sus amigos y familiares pudo salir adelante y mantener la motivación.
La estudiante también menciona que, ella como parte de este sector laboral, necesita mayor empatía, ya que se debe comprender que aunque es joven y nadie depende de ella, para otros, este trabajo es su principal fuente de ingresos, y se necesita de respeto y apoyo, además de un salario justo y equivalente a lo que se realice en el día, sin inferiorizar a nadie.
Con dos trabajos activos y materias por terminar en la universidad, Mata Rúa aporta a la economía de su hogar y mantiene sus estudios. A pesar de escuchar constantemente que es un trabajo complejo y cansado, sigue en la lucha de dar a conocer a las personas que ser trabajadora del hogar es respetable, pero sobre todo, honrado.
Las trabajadoras del hogar forman parte de uno de los sectores más desprotegidos en México, comenzando por no contar con un contrato fijo donde se avale la situación laboral de la persona. Además de ello, las trabajadoras del hogar se enfrentan a estigmas, estereotipos y discriminación por parte de los empleadores, a desigualdades económicas y sociales, incluso por la lengua en la que hablan. La Comisión Nacional para Prevenir la Discriminación (CONAPRED), considera esta labor como “un tipo de esclavitud de los últimos siglos”, por lo tanto, es responsabilidad de la sociedad terminar con esta situación, para que cualquiera pueda ejercer su trabajo sin ningún tipo de obstáculos o límites que no le permitan tener un desarrollo personal pleno.
nadia.gcea@alumnos.udg.mx