Año 15, número 200.

Cuando estuve en el mar era marino
este dolor sin prisas.
Dame ahora tu boca:
me la quiero comer con tu sonrisa.

Cuando estuve en el cielo era celeste
este dolor urgente.
Dame ahora tu alma:
quiero clavarle el diente.

No me des nada, amor, no me des nada:
yo te tomo en el viento,
te tomo del arroyo de la sombra,
del giro de la luz y del silencio,

de la piel de las cosas
y de la sangre con que subo al tiempo.
Tú eres un surtidor aunque no quieras
y yo soy el sediento.

No me hables, si quieres, no me toques,
no me conozcas más, yo ya no existo.
Yo soy sólo la vida que te acosa
y tú eres la muerte que resisto.

Jaime Sabines

Obra: Jaanika

Jaime Sabines Gutiérrez nació el 25 de marzo de 1926 en Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México. Su padre fue un libanés emigrante que participó en la Revolución Mexicana y su madre era  proveniente de familiares militares mexicanos.

Sus primeros años de vida los vivió en su pueblo natal junto con su familia. Su padre le inculcó las letras desde muy corta edad y lo llevó de la mano por el camino de la literatura.

A la edad de 19 años se mudó a la Ciudad de México para comenzar sus estudios profesionales en la Escuela Nacional de Medicina, pero pronto se dio cuenta de que no era su vocación, así que regresó a Chiapas en donde trabajó con su hermano en una tienda. Pronto descubrió que tenía voz propia y gusto por las letras, así que regresó a la Ciudad de México en 1949 para ingresar a la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Autónoma de México (UNAM), donde se reconocieron sus primeros poemas como La señal, Horal, Adán y Eva, y Los amorosos. Varios de estos publicados hasta 11 años después.

Algo sobre la muerte del mayor Sabines fue uno de sus libros más importantes, publicado en 1973, y según criticos, Jaime Sabines ya era considerado de la talla de Rosario Castellos, José Gaos, Eduardo Lizalde, Bonifaz Nuño y Tomás Segovia, incluso se llegó a considerar que su poesía era muy acercada a los niveles de Pablo Neruda y César Vallejo.

Jaime Sabines se convirtió en una figura importante para la política y las letras mexicanas. Sus poemas abordan la muerte, el amor, el tiempo, Dios, el cáncer, incluso, el erotismo y la sensualidad. Recibió diferentes reconocimientos a lo largo de su carrera como escritor, entre ellos el Premio de Literatura del Estado de Chiapas en 1959, el reconocimiento Xavier Villaurrutia en 1972, el premio Elías Sourasky en 1982 y el Premio Nacional de las Letras en 1983.

Sus últimos años de vida dejó de escribir poco a poco tras su lucha contra el cáncer. Falleció en la Ciudad de México en 1999, sin embargo, sus letras siguen siendo reconocidas a lo largo del mundo. Actualmente es considerado uno de los principales poetas mexicanos del siglo XX.