Año 18, número 278.

Fotografía: Ismael Pelayo

En la Sala Luis Buñuel del Centro de Capacitación Cinematográfica (CCC) se llevó a cabo una clase magistral, donde Silvana Rabinovich, doctora en Filosofía por la UNAM, y Shadi Rohana, profesor, escritor y traductor por el COLMEX, encabezaron el conversatorio que invitó a la reflexión sobre la complejidad geopolítica y simbólica del conflicto palestino- israelí.

Como punto de partida se proyectó el documental No Other Land, que recientemente fue galardonado con el Oscar a Mejor Documental. A través de una mirada íntima y urgente de dos activistas palestinos, un periodista y una fotografá israelíes, la cinta muestra cómo los soldados de Israel derriban las viviendas de la región en Masafer Yatta, Cisjordania, expulsando lentamente a sus habitantes en un proceso de despojo que parece no tener fin.

Shadi comenzó hablando de la expropiación de la tierra palestina por parte del sionismo, las relaciones que hay y no hay entre las poblaciones israelíes en el territorio de Palestina y las políticas del Estado mismo. Silvana se unió a la conversación explicando los orígenes de este genocidio en Palestina, que tiene raíces profundas que se remontan a finales del siglo diecinueve, cuando el movimiento sionista promovió la creación de un Estado judío en la región de Palestina, entonces habitada mayoritariamente por árabes.

Rabinovich recordó que tras la Primera Guerra Mundial, Reino Unido tomó el control del territorio y en 1947 la ONU propuso dividir la zona en dos Estados, uno judío y otro árabe, propuesta aceptada por los judíos pero rechazada por los árabes. También hizo la observación en el filme, donde dijo que se cree que la disputa comenzó en octubre de 2023, pero en el documental logramos ver que estas expulsiones comenzaron desde años antes.

En resumen, el sistema occidental está controlando el discurso de los hechos desde sus orígenes, causas y acciones. Los ponentes nos invitan a ser críticos, a siempre cuestionar los discursos del sistema, y a tener presente que las palabras de este mismo no necesariamente reflejan una realidad. Puntualizaron que reflejan un punto de vista sistemático, generalmente con una serie de intereses.

Shadi, sin embargo, invitó a la crítica, a ver más allá del filme desde una perspectiva diferente. Lanzó algunas preguntas al público para generar cuestionamiento; aludió a que este filme no hubiera llegado al Oscar si no hubiera un israelí de por medio, mencionó que a él le gustaría que hubiera espacios para que un palestino lograra desarrollarse, ya sea en el cine o en otros medios.

Hizo la invitación a buscar una manera de hacer cine con el otro, a cambiar la manera de hacerlo. Invitó a reflexionar y aportar a este discurso de romper barreras en nuestras culturas, regiones y sociedades, para que periodistas y cineastas no sigan el juego sistemático de los intereses.

Rohana cuestionó directamente el aparato mediático, si realmente se está haciendo algo para detener esta violencia. Ante las preguntas del público, que en su mayoría rondaban en torno al qué hacer para apoyar la lucha palestina, Rohana invitó a alzar la voz: “lo mejor es pensar en la palabra como algo funcional. Es cierto que no paramos la guerra con el lenguaje, pero seguimos apostando por él”, dijo.

El objetivo de la charla fue invitar a informarse y mantener este contacto de empatía hacia lo que sucede, que evidentemente es un despojo de tierra. Una participante comparó esto con lo que se vive en México, como la lucha y resistencia del EZLN (Ejército Zapatista de Liberación Nacional) en Chiapas. Al final queda esa incertidumbre de qué podemos hacer las personas ante las grandes injusticias sociales, y tal vez sea apoyar la resistencia desde nuestras trincheras.

Ismael Pelayo

ismael.pelayo3072@alumnos.udg.mx