Año 18, número 277.

Es el amor. Tendré que ocultarme o que huir.
Crecen los muros de su cárcel, como en un sueño atroz. La hermosa máscara ha cambiado, pero como siempre es la única. ¿De qué me servirán mis talismanes: el ejercicio de las letras, la vaga erudición, el aprendizaje de las palabras que usó el áspero Norte para cantar sus mares y sus espadas, la serena amistad, las galerías de la biblioteca, las cosas comunes, los hábitos, el joven amor de mi madre, la sombra militar de mis muertos, la noche intemporal, el sabor del sueño?
Estar contigo o no estar contigo es la medida de mi tiempo.
Ya el cántaro se quiebra sobre la fuente, ya el hombre se levanta a la voz del ave, ya se han oscurecido los que miran por las ventanas, pero la sombra no ha traído la paz.
Es, ya lo sé, el amor: la ansiedad y el alivio de oír tu voz, la espera y la memoria, el horror de vivir en lo sucesivo.
Es el amor con sus mitologías, con sus pequeñas magias inútiles.
Hay una esquina por la que no me atrevo a pasar.
Ya los ejércitos me cercan, las hordas.
(Esta habitación es irreal; ella no la ha visto.)
El nombre de una mujer me delata.
Me duele una mujer en todo el cuerpo.
Jorge Francisco Isidoro Luis Borges Acevedo nació el 24 de agosto de 1899 en la ciudad de Buenos Aires, Argentina, y falleció el 14 de junio de 1986 en Ginebra, Suiza. Fue un destacado escritor, poeta, ensayista, traductor y bibliotecario, ampliamente reconocido como una de las figuras más influyentes de la literatura en lengua española del siglo XX.
Proveniente de una familia culta y bilingüe, Borges creció rodeado de libros y comenzó a leer y escribir desde temprana edad. Su educación transcurrió entre Argentina y Europa; durante la Primera Guerra Mundial residió en Ginebra, donde cursó estudios en el Collège de Genève. Más tarde vivió en España, donde entró en contacto con las vanguardias literarias, particularmente el ultraísmo.
A su regreso a Argentina en la década de 1920, Borges comenzó a publicar ensayos, poemas y relatos en diversas revistas literarias. Su estilo se caracterizó por la exploración de temas metafísicos como el infinito, los laberintos, los espejos, la identidad, el tiempo y la realidad, abordados con una erudición singular y un lenguaje preciso. Entre sus obras más destacadas se encuentran “Ficciones” (1944) y “El Aleph” (1949), que lo consagraron como un maestro del cuento filosófico y fantástico.
En 1955 fue nombrado director de la Biblioteca Nacional de Argentina, cargo que ejerció hasta 1973. Para entonces, Borges ya había perdido la vista casi por completo, una condición hereditaria que no le impidió continuar escribiendo y dictando sus obras.
A lo largo de su carrera recibió numerosos premios y distinciones en todo el mundo, aunque nunca fue galardonado con el Premio Nobel de Literatura, lo cual ha sido motivo de debate en el ámbito académico y literario.
Jorge Luis Borges murió en Ginebra, ciudad a la que había regresado en sus últimos años y donde reposan sus restos. Su legado literario sigue influyendo en escritores, filósofos y lectores de todo el mundo.
Ad alta voce / En voz alta
Jacqueline Contreras.
jacqueline.contreras@cusur.udg.mx